sábado, 16 de febrero de 2008

CHIAVAZZA, MURALISMOS



El pintor avanza sobre el espacio público. Sin el más mínimo pudor. Porque pudor no cabe. La tradición de élite, de mundo cerrado en sí mismo propia de las artes plásticas es atacada aquí con un buen golpe. Mendoza se lo merecía. Si bien es cierto que en anteriores oportunidades se hicieron intervenciones de este tipo, no se había visto una apuesta tan fuerte por un artista local. Sí las exposiciones colectivas que trajo Zaldívar, o la de algunos grandes maestros de trascendencia internacionel. Incluido Roggerone. Lo que sorprende y entusiasma es que uno de nuestros muchachos tenga el máximo honor esperable. Estar en las calles. Junto a la señora que espera el micro. Entonces el cartero pispea, el señor del auto pierde un semáforo, el chorro pierde un asalto, el turista descifra.



Está claro que el pintor no tiene problemas con eso de la biblia y el calefón. Pero algunos de sus personajes, que habitan ese mundo atemporal, se escandalizan del exceso de tránsito, la pelea callejera, un perro que se acerca amenazando o la compañía de depósitos de basura. La ciudad está invadida y como en todo ataque masivo, no se puede andar con menudencias. Podemos preguntarnos quien apostó así. O si el mismo autor soporta el peso de los números a la hora de pagar la empresa de publicidad, o si hay sponsor, o si es una mezcla de todo eso. En cualquier caso, igual, todo el mérito a Chiavazza por invadir las calles.



El día 14 después de las 21 fui a la Bolsa de Comercio, tarde para las palabras oficiales y escaso ya el vino, me dí, como es habitual en estos casos, a la vida social. A observar algunos detalles. Un gobernador demasiado solo para su investidura. Más agilidad la gente de protocolo, por favor! Un intendente de la Ciudad muy sociable. Un pintor felíz de haber llegado, a quien pude felicitar y de quien recibí un caluroso ...acias. El hombre estaba acorralado.
Como siempre, lo que se deja de lado en las aperturas, son las obras. Pero junté diciplina y me mandé a recorrer el salón entre permisos y codazos. En realidad, las obras que pude ver, fueron sin la distancia necesaria. De muy cerca disfruté , textura, color, algun rostro semioculto, pero del conjunto, no me dejaron ver nada. Intenté sin suerte volver a ingresar durante el fin de semana, pero la Bolsa de Comercio tiene sus horarios que no son los de un bohemio.
De cualquier modo, Chiavazza, como Roux y otros pintores argentinos es un excelente muralista. La puesta callejera, con sus gigantografías, por ahora alcanza. Caminar por la ciudad entre obras de arte, todo un lujo. Hasta mañana, cuando empiecen a reemplazarlas por publicidad de desodorante. Así de rápido marchan las cosas. Y si querés ganarle al tiempo, si querés evitar que se te pase otra vez el tren, desembolsá y comprá un original de Chiavazza. Dicen en Economía y Finanzas de la cadena CNN, que este año el arte es la mejor de todas las inversiones.

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