domingo, 27 de abril de 2008

EL CURA QUE SALIO VOLANDO

Religiosamente, ponemos esta nota que no es para la chacota. Porque es una tragedia, lo es desde hace siglos. El hombre no puede volar. Los teólogos están de acuerdo. Sin embargo, desde el comienzo de la humanidad, después del pibe Icaro, los romanos, los celtas, los mayas, todos han tenido esa esperanza. Pero el cielo no es para cualquiera. Por más propósitos filantrópicos que se invoquen.



"A Adelir Antonio de Carli no se le ocurrió otra cosa, a sus 41 años recién cumplidos, que ponerse a jugar con globos, a jugar con la suerte y a jugarse la vida, porque este cura brasileño de b
uenas intenciones, y malas ideas, se tomó muy en serio su vocación de ayudar al prójimo y, en broma, los peligros que encierra el eterno sueño de volar sin alas, de volar sin red y de hacer saltar por los aires tantas miserias humanas. Así es que el cura aventurero que se ha tragado la Tierra, se han tragado los cielos y ha dejado helados a sus feligreses de la ciudad portuaria de Paranaguá, con sabor a Brasil, se fue.

Salió volando por los aires, gracias a un montón de globos de colores, de globos de fiesta, de globos como los que se usan para celebrar los cumpleaños que él ya no volverá a festejar, y se perdió en el mar. Un montón de globos rebosantes de helio y de ganas de recorrer las alturas han sido su última compañía en la despedida de este mundo, que él quiso contribuir, ya se ha visto que de una forma demasiado arriesgada, a mejorar. Voló sobre el Océano Atlántico y, si te he visto, no me he acuerdo; adiós con el corazón y hasta luego, Lucas."
ANTONIO ARCO para LAVERDAD.ES

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