APROXIMACIÓN (CUIDADOSA) A CHARLY GARCÍA

Intentando ahondar en las raíces de su genialidad excéntrica y disparatada, encontré de todo y para todos los gustos, quizá lo más interesante está en TARINGA, una página con algunos datos que desconocía y que pueden darle a los amigos ultra froidianos, tela para cortar. Fue el primer hijo de una rica familia porteña. Pero durante los años cincuenta, hubo grandes cambios sociales y la familia García Moreno tuvo que hacer algunos ajustes.

En una ocasión sus padres tomaron un avión a Europa y dejaron al pequeño Carlos (de tres años de edad !!!) solo, aunque no se sabe con precisión a cargo de quién (según una versión, con las empleadas de la casa, según otra, con una tía muy mayor y represora). Durante esos días Carlos tuvo un ataque nervioso y amaneció con una mitad de su rostro blanco. Se le había producido un problema de pigmentación, llamado vitíligo. El efecto de esa enfermedad se puede ver hoy mismo en Charly García: un particular bigote bicolor.

Al volver del viaje, su madre le regaló un pianito de juguete. Inmediatamente Carlos comenzó a mostrar su talento musical. Su madre lo sorprendió componiendo melodías coherentes y bellas, entonces lo llevó a la casa de un vecino que tenía un piano. El niño dudó un momento, pero al descubrir que el instrumento grande funcionaba igual que su juguete, empezó a tocar e improvisar.

Cuando tenía 5 años, un conocido guitarrista folclórico llamado Eduardo Falú estaba en su hogar preparando un show íntimo en una fiesta familiar. Charly le dijo a su madre: “Me parece que el maestro tiene esa cuerda desafinada”. Después de algunas pruebas caseras, la conclusión fue clara: el chico tenía oído absoluto.