Este fin de semana dejé ir mi mente hacia el oriente y desorientado, mi cuerpo partió para Chile. Me fui mas o meno tranquilo, di por sentado que nuestros asuntos se había encaminado. En el legislativo largó una propuesta que había caído bien a todo el mundo. Tratar el tema de las retenciones y otros reclamos en el Congreso. El campo aceptó y la presidenta aceptó. Todo bien. Entonces fue cuando me fui.
De regreso de esos días de exilio interior, caí a la realidad. A la lucha fratricida. Como si la sangre caída en los siglos 19, 20 y comienzos de 21, no hubiera alcanzado para apaciguar la locura. No aprendemos más. No es cierto que el fútbol sea tan importante para los argentinos. Lo que realmente nos apasiona, lo que nos identifica, el deporte nacional, es la locura.
Y bueno hermanos, aquí estamos todavía en medio de este conflicto interminable, que por ahí te dan ganas de mirar para otro lado, pero no por falta de conciencia. Es de pura impotencia. Da pena ver que todos quieren tener la última palabra. Temo que la intransigencia termine con la institucionalidad, una vez más.Esta cuestión me tiene harto. Las Provincia Unidas del Río de la Plata han sido y son todavía una tiendita del horror.
LA TIENDITA DEL HORROR, es una excelente película musical, donde una planta caída del cielo inicia una carnicería infernal, devorando gente y adueñándose del país. Cualquier semejanza, ya saben.
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